Imitar al Papa
por José A. Callejón
Para ser sincero, no me sorprende que España se implique en las maquinaciones dementes «rusófobas» de EEUU. Lo de conquistar y someter en el nombre de la verdad celestial, es «muy y mucho español» (forma zalamera con que lo prédica la oratoria rajoiniana a mentecatos franquistas), como también lo es, mentir a través de medios y/o en libros pedagógicos que proclaman héroes a quienes realmente fueron unos invasores esclavistas y masacraron con impunidad a las civilizaciones indígenas de América.
Por si eso no fuera ya indignante, añade que las tropelías gozaban del respaldo de la Corona y de la bendición de la Iglesia vía decretos de bochornosa inmoralidad, como constata su tesis «los aborígenes son animales sin alma». La invasión, sin entrar en detalles sobre los abusos y crímenes cometidos por los españoles durante siglos, conllevaría a que la Whipala [1], símbolo festivo social y agrícola inca inspirado en la unión de dos arcoiris desde tiempos ancestrales, terminase transformándose en bandera de resistencia guerrera en Bolivia, en Perú, en Argentina, en Chile, en Ecuador, en Paraguay… (escogida para ilustrar este artículo).
Esteban Mira Caballos, doctor de Historia de América, contrasta en su libro Conquista y destrucción de las Indias (1492-1573), los datos del genocidio de 5 millones de judíos en la Alemania Nazi (1941-1944) que pasara a la historia como «El Holocausto», con los 70 millones de nativos aniquilados a manos de los españoles colonizadores codiciosos de oro y de plata. Esto, sin contar las muertes a causa de plagas traídas de Europa; entre ellas, la viruela y la sífilis. Mira Caballos menciona como prueba irrefutable al pueblo Taíno [2], uno de los que más sufrió hasta casi extinguirse; en cincuenta años pasó de 300.000 a menos de 5.000 personas.
Que España establezca un día para enorgullecerse de su hispanidad no entraña vergüenza en sí, la contradicción está en que se celebre el 12 de octubre, fecha de su «desembarco genocida» en el continente americano, es decir, falseando la Historia de forma indecente. En cualquier caso, y haciendo honor a la verdad, hay que dejar claro que ya habían llegado por Canadá mucho antes los vikingos, como refiero en Berserker: Monólogo historiográfico en verso. Por lo que, lo de Colón, admite calificativos variopintos, pero el de «descubrimiento» no. Y sería una muy buena noticia que por el Día de la Raza, Felipe VI instaurase como costumbre humanista en España, «imitar las declaraciones sinceras del Papa Francisco». (VIDEO).
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Notas:
[1]. Cada uno de los 7 colores que componen la Whipala, izada en este post, representa algo: el rojo, el planeta Tierra y la expresión del hombre andino; el naranja, la sociedad, la cultura y la preservación y procreación de la especie humana; el amarillo, la energía y fuerza, así como la expresión de los principios morales; el blanco, el tiempo, la expresión del desarrollo de la ciencia, el arte y el trabajo intelectual; el verde, la economía y la producción andina, las riquezas naturales de la superficie y el subsuelo, la flora y la fauna; el azul, el espacio cósmico, el infinito, la expresión de los sistemas estelares y los fenómenos naturales; y el violeta, la política y la ideología andina, y la expresión del poder comunitario y armónico de los Andes.
[2]. Los taínos son los habitantes precolombinos de las islas Lucayas, las Antillas Mayores y el norte de las Antillas Menores. Se trata de un pueblo arahuaco que llegó procedente de América del Sur, específicamente de la desembocadura del río Orinoco, Venezuela pasando de isla en isla, reduciendo o asimilando a los pobladores más antiguos, como los guanajatabeyes y los ciguayos cuyas culturas son anteriores a la llegada de los taínos. La lengua taína pertenece a la familia lingüística macroarahuacana, que se extiende desde América del Sur a través del Caribe (Wikipedia).
Grupos taínos a a la llegada de los europeos, al final del siglo XV. En verde, ubicación de los caribes, pueblos belicosos de origen arahuaco, como los taínos.