Cuidar el cabello con productos naturales
Saber cómo cuidarte el cabello para prevenir la deshidratación, cobra mayor importancia durante los meses en los que la radiación UV del sol, la sal del mar y el cloro de las piscinas lo castigan más. Pero, ¿cómo cuidarlo para hacer que sea un cabello sano y bonito? ¿Qué champú elegir para una correcta hidratación del cuero cabelludo? te preguntas.
Lo primero que debes saber es que, «no por lavarte el pelo muchas veces, va a estar mejor», se quedará sin aceites naturales y se estropeará. Ahora en verano es ineludible, porque vamos a la playa o a la piscina, pero el resto del año, lavárselo cada dos días es más recomendable.
Y lo segundo, la elección del champú. Los artesanos o ecológicos, aparte de deleitarnos con sus fragancias y convertir el lavado en una experiencia zen y placentera, poseen ingredientes naturales biodegradables que nos va a aportar beneficios respetando el medioambiente, ya que no contienen ni los sulfatos (causantes de formar espuma) ni los parabenos (conservantes) irritantes de los champús químicos convencionales.
Identifica tu tipo de cabello fácilmente
Si quieres conocer con detalle el manejo y productos específicos más adecuados para tu tipología de cabello, es indispensable que conozcas lo que más lo beneficia. Antes, asegúrate de conocer tu tipo de cabello. Tú misma puedes averiguarlo con varios métodos caseros sencillos. Saber identificarlo, te va a permitir averiguar cómo arreglarlo, cómo cortarlo y cómo manejarlo, y acertar con el champú y demás productos que debes aplicarle para obtener los resultados que deseas. La clasificación se hace observando varios atributos:
La densidad de tu cabello la puedes estimar poniéndote ante un espejo y observando las raíces del cuero cabelludo.
La porosidad (cómo retiene la humedad), echando un mechón a un recipiente de agua y vigilando su comportamiento; si flota, su porosidad es baja. Si se hunde después de un rato, te indicará porosidad media; y si se hunde hasta el fondo inmediatamente, es que su porosidad es alta.
La textura, presionando por la mañana en la coronilla del cuero cabelludo con un pañuelo de papel (sin frotar). Podrás saber qué tan graso es, apreciando que índice de residuos o rastro de grasa deja en el pañuelo.
La elasticidad, observando cómo se comporta mechón cuando lo estiras hasta que rompe.
El patrón de rizos, lavándotelo y dejando que seque al aire sin recurrir a secadoras que podrían afectar a la reacción de tu cabello temporalmente. Puedes considerarlo liso, si no hace en absoluto curvas; ondulado, si se riza levemente; rizado, si riza con forma de “S” manteniendo un patrón definido; y encrespado, si su patrón firme de retorsión es de “Z” y tras estirarlo y soltarlo, regresa a su forma rizada original.
La tipología del cabello y sus champús idóneos
El tipo de cabello determinará qué elección tomar para un tratamiento capilar. Así, el champú de árbol de té, ayuda a remitir el picor en un cuero cabelludo sensible, como el de los bebés; el champú de jengibre, elimina la caspa; el champú de coco, controla el pelo encrespado y aporta brillo; para un pelo teñido, el de quinoa, por ejemplo, ayuda a que el color perdure sin descuidar su hidratación; y en pastilla, el de alfalfa, contribuye “muy y mucho” a restituir el pelo estropeado y previene las puntas abiertas. (El champú sólido ecológico es una alternativa no sólo respetuosa con el medioambiente, también rinde y dura más que un champú convencional líquido).
Vademécum
Si tienes un cabello seco debes reducir el uso de tintes y decolorantes y vigilar los tiempos de exposición a la radiación solar. La mascarilla de aguacate y el aceite de almendras, aplicados por la noche, nutrirán y le aportarán luz. El champú cremoso de argán de Marruecos (sin siliconas) es conocido desde antaño como un remedio nutritivo natural.
Si tienes el cabello graso, significa que tus glándulas sebáceas generan más sebo de lo normal, bien por la edad, por genética, o por algún motivo hormonal. Puedes mejorar su apariencia y hasta prevenir caída, utilizando un tratamiento basado en limón (que tiene poder astringente) y en arcilla (que posee propiedades absorbentes). Para el día a día, un champú suave sin sulfatos, es el suyo, como el champú sólido Green Garden, que incluye ingredientes como la arcilla verde, ortiga, romero, lavanda y árbol de té.
El cabello fino o delgado, por ser tan vulnerable y proclive a la caída, requiere de remedios que permitan fortalecer la textura. El champú de ortiga posee propiedades estimulantes y regeneradoras que propician el aumento de circulación, tonifican y fortalecen la fibra capilar. También puedes recurrir al aceite de lavanda o árbol de té y aplicártelo debajo de las cutículas antes de lavarte con el champú. Enjuaga y pon el acondicionador desde el eje intermedio hasta las puntas, y deja que se asiente durante un minuto antes de lavarlo.
Al cabello grueso, que se deshidrata muy pronto, puedes aplicarle el champú de romero (humectante natural), aplicar después el acondicionador ligeramente, y dejarlo dos o tres minutos para que asiente. Una mascarilla de leche de almendra textura yogur una vez por semana, vendrá de maravilla.
El cabello rizado destaca por su volumen y luce estupendo peinados variopintos, aunque es frágil y poroso, por lo que es recomendable aplicarle mascarillas hidratantes de cuidados intensivos, según las necesidades. También es aconsejable evitar lavarlo con agua muy caliente para que no se reseque ni encrespe. Cuando está bien mantenido, es fascinador.
Para el cuidado del cabello lacio, es importante que consideres un champú de queratina. Eso hará más fácil su manejo, a la vez que lo mantendrá hidratado. Dar un masaje suave a tu cabello con aceite de oliva o de coco durante diez minutos todos los días, estimulará el crecimiento.
El cabello ondulado es de raíz más suave que el lacio, y por lo tanto, es más propenso al «frizz» o encrespamiento. Después de lavártelo, péinalo con un cepillo suave o déjalo que seque de manera natural.
El cabello teñido es el que necesita un champú más fortificado con extractos o aminoácidos. Tras los procesos empleados de decoloración, una mascarilla de “bayas de goji” aplicada una vez por semana, va a ser mano de santo igualmente para recuperarlo. Recuerda que no es recomendable teñírselo durante el período de más calor del año, ni justo antes de exponerse a la playa o a la piscina. Si lo haces, escoge productos sin amoniaco.
Otros consejos básicos para cuidar el pelo en verano
Después del baño, cuando el pelo está más quebradizo o frágil, elige “un peine púas anchas”. Mejor, si es de cerdas naturales.
Aplicar una mascarilla de aguacate como «afftersun», le aportará a tu pelo brillo y nutrición, y controlará el encrespamiento.
Enjuagar el cabello con agua fría después de lavarlo con champú y acondicionador, lo hará más atractivo y radiante.
Usa pañuelos y sombreros al salir para proteger tu cabeza. Y en el mar y en la piscina, ponte gorrito de natación, si vas a estar rato nadando. El cloro y la sal oxidan el cabello.
Humedecer tu pelo con algún «spray» antes de darte un baño en el mar o en la piscina, ayudará a que no absorba la sal y el cloro.
Después de salir del mar o de la piscina, lavar bien el pelo con agua corriente en las duchas disponibles, arrastrará los restos de salitre del mar o de cloro de la piscina.