José A. Callejón
5 min readDec 27, 2022

Balance de fin de año

Escrito por José A. Callejón
D-LEJITOS.

La última recta de 2022 ha traído algunas alegrías emocionantes, como el triunfo de Argentina en el Mundial de Fútbol. Supongo que algunos diarios se tuvieron que comer con patatas ciertos titulares preparados contra Messi; enhorabuena, Argentina.

Al margen de polémicas políticas y corruptelas relacionadas con Catar, no debe olvidársenos que el hecho de poder volver a trabajar, comprar, celebrar eventos, asistir a ellos en multitud, y sin mascarilla, se traduce en que lo peor ya ha pasado, secuelas aparte, de un coronavirus que seguirá entre nosotros.

Tampoco quiero dejar pasar la sonrisa que me ha inspirado el que en Congreso se haya votado con éxito, igualmente en el último mes del año, la Ley Trans. Gran logro, por lo que felicito a la valiente ministra de Igualdad Irene Montero: reconocimiento en España de la autodeterminación de género para que los menores de 12 a 14 años puedan cambiar de sexo en el registro sin informes médicos ni autorización judicial; derecho contra el que se han posicionado, por qué no me sorprenderá, fachas del PP y de VOX, y hasta alguna «socialista conservadora» como la señora Carmen Calvo, absteniéndose.

En la otra cara de la moneda, la cruz. Tan solo un día después, nos enteramos de que se archiva investigación sobre la masacre de inmigrantes en Melilla del pasado junio; es mucho más que preocupante que la Fiscalía no vea indicio de delito en el asesinato de más de 25 personas que trataban de cruzar frontera y de sobrevivir, y que fueron arrinconadas a pedradas y con gases lacrimógenos por la Policía Española.

Nadie se inmutó ante los heridos amontonados al sol, no se les prestó asistencia médica en horas. Y además, las 470 devoluciones ‘en caliente’, quedan respaldadas por la Ley Mordaza con que se recordará al gobierno del subnormal de M. Rajoy. Una ley represiva que permite a fuerzas del Estado criminalizar la opinión, la protesta, la huelga o avala la persecución a comunistas, independentistas, raperos… De ahí, el que, en puertas de su reforma, los mandatarios de las asociaciones y sindicatos de policías y guardias civiles hayan corrido a Feijóo como unas auténticas nenazas histéricas. Por su parte, «el preparado» les anima a hacer berrinches, y hasta les cede sala en la sede nacional del Partido Popular para que organicen sus pataletas ultraderechistas contra la citada Reforma con que Unidas Podemos y PSOE quieren recuperar los derechos humanos y democráticos de los ciudadanos/as frente al autoritarismo despótico y mañoso de la Policía franquista.

En cuanto a las secuelas que la pandemia del covid ha dejado, cabe destacar que tras la gestión corrupta del tráfico de mascarillas en el Madrid exterminador de ancianos de la Ayuso, algunos iluminados con calculadora en mano, se han puesto a especular sobre la fortuna que harían si en cada familia de España aportásemos nuestra cuota a sus seguritos médicos privados, (aparte de los de vigilancia como Securitas Direct, con los que se espía morbosamente a la ciudadanía que los contrata. De hecho, durante la pandemia, millones de personas confiaron a funcionarios gubernamentales información confidencial para herramientas tecnológicas que ayudaran a combatir transmisión del covid, y tres años después se sabe que esas tecnologías e información recopilada, son utilizadas por gobiernos para acusar a las personas de delitos, impedir viajes a activistas, acosar, coaccionar, etc., como ha informado recientemente Associated Press a RT News).

Y comienzan a desmantelar la sanidad pública prescindiendo de pediatras en los ambulatorios para ir encauzándonos como a ganado hacia la sanidad de pago, poniéndonos a padres y a madres de cabeza de turco, dando por sentado que no vacilaremos en hacer cualquier sacrificio por evitar el sufrimiento de nuestros bebés. Para explicar y denunciar el daño que al mismo tiempo se le hace a los profesionales de la sanidad pública, colectivo más valioso de la sociedad, quiero dirigiros hacia la Carta de una sanitaria indignada publicada por Isabel de Barrio en Nueva Tribuna.

Al cinismo de los magistrados reaccionarios negándose a la renovación del Constitucional para poder paralizar cualquier idea a favor de la plurinacionalidad del Estado como ha comentado Arnaldo Otegi en entrevista con La Base (diario Público), a la desfachatez de los representantes políticos marionetas de los empresarios de eléctricas y de banqueros, y a la malas artes de su mierda de Policía Patriótica pinchateléfonos, hay que añadir los intentos de manipulación de los medios españolistas limpiabotas de EEUU para predisponer si no inocular odio a la sociedad bajo los dictámenes caciques y criminales de la Administración Biden. Comentaba en octubre María Zajárova, que «Washington sabe todo lo que sucede en cualquier parte del mundo, excepto qué mató al presidente JFK.»

EEUU está utilizando el sufrimiento de la población civil ucraniana como carne de cañón para demonizar a Rusia, que tras agotar toda vía diplomática, como avisara Vladimir Putin, ha tenido que realizar una operación militar sin otro fin que el de defender a su país y evitar algo aún peor si los políticos nazis de Ucrania hubieran llegado a cumplir su plan de ingresar en la OTAN.

Y mientras Occidente se retrata pegándose tiro en pie a base de sanciones y sanciones a Rusia con afán de aislarla, el Kremlin continúa abriendo nuevos corredores comerciales con países como Irán y afianzando su excelente relación con China, India, Venezuela o México, en donde, dicho sea de paso, se sigue esperando una disculpa cariñosa del Jefe del Estado español, por la invasión, el genocidio, las violaciones y el robo de oro y plata durante siglos. Oportunidad maravillosa que ha vuelto a desaprovechar Felipe VI en su mensaje de Nochebuena.

En cualquier caso, quiero concluir mi breve reflexión celebrando con cautela la magnífica primicia que Pere Aragonès ha dado por Navidad y publica El Nacional de Cataluña: «la Generalitat impulsará a partir del 2023 una gran conversación con el conjunto de la sociedad a la búsqueda de un gran acuerdo que lleve a fijar las bases para volver a votar sobre la independencia». ¡Felicitats!

José A. Callejón
José A. Callejón

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Doctorando en Ciencias Humanas y Sociales. Especialidad Lengua y Literatura por la Universidad de Almería. Licenciado en Arte Dramático Actor & Locutor.

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